miércoles, 30 de junio de 2010

Datos. Información


Datos. Nos rodean, nos apabullan, están por todas partes. Forman parte intríseca de la realidad, diríase que son el componente atómico de eso tan desconcertante y multiforme que es la realidad. Los hay de varios tipos, son datos aquellas piezas de información pura que nos entra por los ojos: la luz está encendida. Decir que la copia del busto de Minerva de mi salón me mira displicente no es un dato, es información, el busto no mira nada, y el gesto que aprecio no deja de ser una interpretación mía dependiente de multitud de variables como la luz, mi estado de ánimo, y hasta de si he desayunado o no.

Hojeo un periódico tendencioso y reparo en un artículo, lo que percibo es metainformación: leo la letra del artículo pero mi cabeza está ya preparada para dar un sesgo partícular al artículo teniendo en cuenta la plataforma periodística en la que viene encuadrado, y mientras voy leyendo voy pensando en que aparte de lo que me está contando, además de la literalidad, está la intención oculta, lo que no dice, el como dice lo que dice y como no dice lo que no dice, pienso en la metainformación. Que la luz está encendida es un hecho incontestable que admitiría un análisis más profundo que nos llevaría a ciertas consideraciones sobre la electricidad y el espectro de luz visible para el ojo humano, pero podríamos convenir que es algo que pasa o no pasa. Algo que puede darse o no darse, constituye un dato, el dato puede ser que la luz está encendida o que la luz no está encendida. Decir que el busto de Minerva me mira así o asao, decir que el artículo en cuestión hablando del patrimonio de un político de la bancada opuesta es información, pero definitivamente no son datos.
La realidad podría ordenarse en sistemas. Sistemas son conjuntos de elementos de la realidad que se disponen, operan y actúan de una determinada manera para conseguir algún tipo de finalidad más o menos clara, más o menos explícita, y más o menos coherente. Los elementos de los sistemas forman parte de uno o de cientos de sistemas, por tanto los sistemas interactúan entre si, no son estructuras independientes y separadas sino que se superponen, se entrelazan, se enredan y dan como producto final la realidad. Los sistemas no existen, pero abstraer unos cuandos elementos de la realidad y ordenarlos en sistemas nos ayuda a entender la realidad, a explicarla, a buscarle el sentido aunque sea de manera parcial. La relidad es inabarcable. Pienso en los datos, hay cientos de miles de datos delante mío a cada momento. Solo soy consciente de percibir unos cuantos de ellos, apenas unas docenas, si llega, y también soy consciente de que percibo de manera inconsciente algunos más que quedan almacenados en áreas remotas de mi subconsciente. Los datos se trufan con las informaciones que percibo de manera consciente, y con las informaciones que alguien pone delante de mi para mi digestión inconsciente. Todo ello, datos e informaciones, pasados por la turmix de mi cerebro, de mi mente, de mi raciocinio me pone en el mundo. Me hace tener una visión del mundo. Me permite explicarme o no explicarme. Me provee de asideros o me desase (de desasir). La limitación en cuanto al número de datos que percibo, a la calidad de los mismos, la percepción de que muchos de ellos están puestos delante de mi con propósitos bastardos, por no hablar de las informaciones que percibo, no solo en los medios de comunicación formales, prensa, radio... sino por otros canales: conversación de ascensor, comentarios escuchados, etc... conjuntamente con la consciencia de mis limitaciones para el procesado de dichos datos e informaciones me convierte en un ser absolutamente perplejo con la realidad circundante.
Intuyo que todo tiene algún tipo de intención, que todo fluye hacia algún sitio, hacia algo, pero tampoco estoy demasiado seguro. La tentación de entrever alguna finalidad oculta en el orden mundial, en la realidad, es grande y tiendo a caer en ella, a veces la intuición me lleva a pensar en lo contrario, que no hay finalidad, que las cosas son como son y ya está, producto del movimiento atómico y poco más, lo cual me produce mayor preplejidad: si las cosas son como son por alguna razón, si alguien o algo con algún propósito propicia revoluciones obreras, o revoluciones neocón, o revoluciones de los ayatolás, o revoluciones culturales..., pero si todo esto sucede sin razón, por que si, producto del movimiento cuasi atómico de miles de millones de seres humanos perplejos y desinformados sería definitivamente más descorazonador.
Estas limitaciones: la calidad y cantidad de datos e informaciones que manejo, y la incapacidad para manejar estos elementos de manera adecuada me incapacitan para un análisis sobre las cosas, circunstancias y situaciones que me rodean, siendo únicamente mis anotaciones válidas en un sentido introspectivo no permitiendo comparación ni ulterior valoración por terceros excepto en cierto sentido estético, caso de estar presente.
Como parte de la realidad que me reivindico y me se, es obvio, y como observador desaseado de la misma, y como inconsciente parte integrante de multitud de sistemas, y como elemento observado y observable, y con capacidad para influir en dicha realidad en el devenir hacia algún tipo de fin absolutamente desconocido para mi elaboro a estas horas intempestivas este subproducto de la sociedad de la información. Fruto de una reflexión a partir de inputs de diversa procedencica puede que ya caducos y mal entendidos quede esta excrecencia colgada en la red.

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